Este mes decidimos seleccionar uno de los más espectaculares fenómenos celestes que sucede a pesar de que el Sol y la Luna tienen tamaños muy distintos (el diámetro del Sol es 400 veces más grande que el de la Luna), el tamaño angular del Sol y de la Luna en el cielo es casi igual, ya que el Sol está 400 veces más lejos de la Tierra que la Luna. Con tamaños aparentes similares es que se pueden producir los eclipses.
El término eclipse significa en griego faltar o desaparecer. Durante un eclipse la sombra de nuestro satélite natural barre una parte de la superficie de nuestro planeta, la llamada trayectoria de totalidad, desde donde observamos, en pleno día, cómo éste oculta a nuestra estrella. Durante el eclipse del pasado 2 de julio, la trayectoria de totalidad pasó sobre Chile y Argentina, en algunos lugares tuvieron hasta cuatro minutos para admirar la totalidad.
La sombra de la Luna tiene dos componentes: umbra y penumbra. Cuando se observa el eclipse solar dentro de la umbra tenemos un eclipse total, mientras que observaremos un eclipse parcial si estamos en el interior de la penumbra. El término totalidad se refiere al periodo durante el cual el Sol está completamente oculto detrás de la Luna. Durante un eclipse total la fotósfera del Sol es cubierta por la Luna, de tal manera que la corona, la cromósfera y las prominencias más débiles se hacen visibles.
Este mes también recordamos el aniversario del entonces llamado “eclipse del siglo” que sucedió el 11 de julio de 1991, muy largo y que fue visible en grandes ciudades. Para observar otro eclipse total de Sol en México debemos esperar hasta el 8 de abril de 2024; aunque no lo crea, ya nos estamos preparando.