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Historia de la Astronomía en México

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Libro de los Colloquios (preservado en la Biblioteca Vaticana en un “Códice misceláneo”, Gabinete 1, Vol 91). Texto original en náhuatl, recogido y revisado por fray Bernardino de Sahagún, fol. 34 v. Moreno Corral, Marco Antonio (compilador). (2003). Historia de la Astronomía en México, la ciencia para todos/4. México: Fondo de Cultura Económica, cuarta dedición.
Libro de los Colloquios (preservado en la Biblioteca Vaticana en un “Códice misceláneo”, Gabinete 1, Vol 91). Texto original en náhuatl, recogido y revisado por fray Bernardino de Sahagún, fol. 34 v.
Moreno Corral, Marco Antonio (compilador). (2003).
Historia de la Astronomía en México, la ciencia para todos/4.
México: Fondo de Cultura Económica, cuarta dedición.

La astronomía ha sido cultivada en México mucho antes del descubrimiento de América, por lo que el estudio cuidadoso y sistemático de las diferentes concepciones astronómicas que han tenido los habitantes de nuestro país a lo largo de siglos (¿milenios?), seguramente ha ayudado y ayudará a comprender mejor el legado cultural que nos han dejado y que estamos obligados a cuidar y acrecentar.

Este volumen contiene los trabajos presentados por astrónomos e historiadores durante el desarrollo del Simposio de Historia de la Astronomía en México, organizado por los Institutos de Astronomía y de Investigaciones Históricas de la UNAM y llevado a cabo en Ensenada, Baja California, los días 12, 13 y 14 de abril de 1982.

La exposición de trabajos se hizo de acuerdo a los tres grandes periodos en que se ha dividido la astronomía mexicana; astronomía prehispánica, astronomía durante la Colonia y el siglo XIX y desarrollo de la astronomía mexicana durante el siglo XX.

Se creyó conveniente agregar a este libro dos trabajos que, aunque no fueron presentados durante la celebración de Simposio. Estos son: “Entre eclipses y cometas”, biografía del doctor Joaquín Gallo Monterrubio, director del Observatorio Astronómico Nacional de Tacubaya de 1914 a 1945; el segundo trabajo “Astronomía mexicana” 1930-1950 cuyo autor, el profesor Bart J. Bok, proporcionó amablemente.

MARCO ANTONIO MORENO CORRAL
I. ASTRONOMÍA Y CULTURA EN MESOAMÉRICA MIGUEL LEÓN-PORTILLA

Las investigaciones contemporáneas sobre arqueoastronomía han puesto de relieve —ahora más que nunca— el grande y sostenido interés de los pueblos mesoamericanos por observar, conocer y medir los movimientos y los ciclos de un cierto número de cuerpos celestes. De ese interés dan testimonio múltiples inscripciones, algunas que provienen desde el periodo preclásico y otras a todo lo largo de la evolución cultural de Mesoamérica. Tienen asimismo especial significación las representaciones y registros de fenómenos astronómicos en los códices que se conservan (mayas, mixtecas y del altiplano central), algunos con información de tan gran importancia como la que puede inferirse de las tablas de eclipses incluidas en el Códice de Dresde. A tales testimonios deben sumarse los que forman parte de la documentación escrita ya con el alfabeto, en lenguas indígenas (náhuatl, maya-yucateco, maya quiché), a raíz de la Conquista, y también las noticias que, sobre conocimientos astronómicos del hombre indígena, proporcionan algunas crónicas e historias de autores españoles sobre todo del siglo XVI.

El análisis de estos testimonios ha permitido a distintos investigadores elaborar varios géneros de trabajos:
unos, de índole descriptiva, de los cuerpos celestes, sus ciclos, etcétera, que conocieron los mesoamericanos: otros
de carácter más especulativo dirigidos a correlacionar datos de la astronomía europea con diversas formas de cómputos mesoamericanos, en función de los cuales se busca inferir que también en el mundo prehispánico se llegó a tales o cuales conocimientos astronómicos. Tomando en cuenta la existencia de estos géneros de trabajos, creo pertinente formular aquí la siguiente pregunta que se dirige a situar la comprensión del interés astronómico en su correspondiente ámbito cultural: ¿Cuáles fueron las principales motivaciones que despertaron y mantuvieron viva una “preocupación astronómica” en Mesoamérica? Inquirir en torno a esta cuestión ayudará a esclarecer dos puntos que considero básicos:

  1. ¿Qué sentido tuvo lo que hoy llamamos “astronomía mesoamericana” en el contexto de su visión del mundo, religión, organización social, política y económica y, en una palabra, en su “todo social y cultural”, es decir en función de la suma de sus elementos y factores dinámicos, desde sus modos de producción hasta su arte, literatura, derecho y religión? De la respuesta o respuestas a esta primera cuestión habrá de derivarse una comprensión mucho más adecuada de esa “preocupación mesoamericana”, entendida en su relación con la propia cultura prehispánica. La segunda cuestión, muy ligada con la anterior es esta:
  2. ¿Qué sentido tiene, con base en inferencias a partir de cómputos sobre todo de índole calendárica en códices o inscripciones de determinados edificios prehispánicos, encaminarse a “descubrir” que los mesoamericanos abarcaron en su preocupación astronómica un gran número de ciclos o fenómenos celestes que obviamente el investigador conoce con anterioridad gracias a las aportaciones de la astronomía desarrollada en la cultura occidental? Para dar un ejemplo, pienso en quienes sostienen que los mesoamericanos conocían los ciclos de varios planetas, además del de la “estrella grande” o Venus. Otras afirmaciones respecto de otros cuerpos celestes o ciclos de los mismos —como la citada acerca de los planetas— tienen en común que se formulan partiendo sobre todo de inferencias matemáticas, pero desligadas de lo que, a través de las fuentes, sabemos que interesaba específicamente a los mesoamericanos en sus observaciones celestes.

En esta breve nota que resume una exposición más amplia, en vez de ocuparme en hacer una evaluación crítica de este género de trabajos, opto por señalar, al menos en forma general, cuáles son los principales elementos de la visión del mundo, pensamiento religioso e intereses primordiales en la vida social, política y económica de estos pueblos, que deben tomarse en cuenta si se quiere situar debidamente en su correspondiente “todo social y cultural” esta preocupación astronómica. Citaré, en primer lugar, un texto traducido del náhuatl, bastante elocuente en esta materia. Su interés está en que precisamente hace descripción de los “astrónomos” nahuas, situándolos entre quienes tienen a su cargo el culto de los dioses, los sacrificios, la formulación de los discursos, el estudio de los libros de pinturas, el de las cuentas de los días de los años. Todos ellos, como lo expresa el testimonio indígena, son “quienes nos guían, nos gobiernan, nos llevan a cuestas…”. El texto dice así:

Hay quienes nos guían acerca de cómo deben ser adorados nuestros dioses, cuyos servidores somos como la cola y el ala. Los que hacen las ofrendas, los que ofrecen copal, los llamados sacerdotes de Quetzalcóatl. También los sabios de la palabra, los que tienen obligación, se ocupan día y noche, de poner el copal, de su ofrecimiento, de las espinas para sangrarse.

Los que ven, los que se dedican a observar el curso y proceder ordenado del cielo, cómo se divide la noche. Los que están mirando (leyendo), los que cuentan (o refieren lo que leen). Los que vuelven ruidosamente las hojas de los códices. Los que tienen en su poder la tinta negra y roja (la sabiduría) y lo pintado.

Ellos nos llevan, nos guían, nos dicen el camino. Quienes ordenan cómo cae un año, cómo siguen su camino la cuenta de los destinos y los días y cada una de las veintenas (los meses). De esto se ocupan, a ellos les toca hablar de los dioses**.

 

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