La gestión administrativa de Felipe Calderón no cumplió sus compromisos de campaña; tampoco los registrados en el Plan Nacional de Desarrollo: ni en lo económico ni en lo social; tampoco en lo político. Con base en nuestras propias encuestas telefónicas, los ciudadanos del municipio de Puebla que hoy se sienten satisfechos o muy satisfechos con el funcionamiento de la democracia son apenas uno de cada cuatro cuando en 2006 eran dos de cada cinco. A nivel nacional sucede lo mismo, según el Informe anual de Latinobarómetro de los años 2006 y 2011 (www.latinobarometro.org).
Latinobarómetro es una organización civil co-financiada por organismos multinacionales; desde 1995 realiza una encuesta anual de cultura política en América Latina y su último Informe es del año 2011. Para México, el tamaño muestral fue de mil 200 ciudadanos entrevistados cara a cara en sus hogares; la muestra aleatoria multietápica se estratificó por ta-maño de localidad. Entre otros resultados, el Informe de 2011 consigna que sólo 15 por ciento de los ciudadanos dijo que la distribución del ingreso es justa o muy justa; 20 por ciento vaticinó que sus ingresos futuros aumentarán; 22 por ciento de los ciudadanos consideró que en México ha progresado la democracia; 24 por ciento estimó que se gobierna en beneficio de unos cuantos intereses poderosos, y 39 por ciento valoró que la situación económica de su familia será mejor el año entrante. Con relación a la política, 16 por ciento de los ciudadanos de la República Mexicana consideró que la democracia había mejorado; 23 por ciento se consideró muy satisfecho o satisfecho con el funcionamiento de la democracia (esa respuesta fue de 41 por ciento en 2006); 40 por ciento dijo que la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno (54 por ciento manifestó lo mismo en 2006) y 55 por ciento estimó que la democracia es la mejor forma de gobierno (en el año 2006 fue 68 por ciento esa respuesta). La conclusión es dramática: a los ancestrales problemas irresolutos de libertades civiles e individuales y de justicia y libertad, hoy hay otros de pérdida de confianza en las instituciones y la no vigencia (o la unilaterialidad) del Estado de Derecho: sólo uno de cada tres ciudadanos confía en el Gobierno, y cree que el Estado puede resolver los problemas de delincuencia, narcotráfico, pobreza y corrupción.
Cada mes de septiembre, en La Jornada de Oriente se aplica una encuesta telefónica sobre cultura política a 400 (o más) ciudadanos radicados en el municipio de Puebla, el margen de error de +/- 4.9 por ciento y el nivel de confianza de 95 por ciento. Entre 2006 y 2012 se han aplicado siete encuestas a un total de 2 mil 957 ciudadanos, con un margen de error de +/- 1.8 por ciento y un nivel de confianza del 95 por ciento; los datos aquí ofrecidos tienen esa procedencia y son referidos al periodo 2006-2012. Con base en nuestra propia fuente, 27 por ciento de los ciudadanos del municipio de Puebla se siente satisfecho o muy satisfecho con la democracia y 73 por ciento se siente insatisfecho o muy insatisfecho con dicho funcionamiento. En seis años de gestión presidencial, 13 por ciento de ciudadanos pasaron de satisfechos a insatisfechos con el funcionamiento de la democracia, por lo que una relación de 16 ciudadanos insatisfechos versus 10 satisfechos se volvió una de 29 insatisfechos por cada 10 satisfechos. Con relación a la población objetivo para la cual gobernó Felipe Calderón, 20 por ciento de los ciudadanos del municipio de Puebla considera que fue para beneficio del pueblo y 80 por ciento dijo que para y por unos cuántos intereses poderosos. En seis años, nuevo por ciento que creían que se gobernaba para el pueblo rectificaron.
Cuatro de cada cinco ciudadanos del municipio de Puebla dicen que la democracia es la mejor forma de gobierno; que es la mejor vía para discutir y resolver problemas; que es la única vía por la cual una sociedad puede desarrollarse y discutir públicamente los asuntos políticos que la favorecen. Tres de cada cuatro ciudadanos enfatiza que nunca apoyarían a un gobierno militar y creen que los gobiernos militares no resuelven más problemas que un gobierno democrático. Al finalizar el sexenio de Felipe Calderón son más los ciudadanos que refrendan sus convicciones democráticas también son más aquellos que se sienten no satisfechos con el funcionamiento de la democracia durante ese sexenio y creen que ni el PRI ni el PAN son garantes de logros democráticos.
En la primera decena de septiembre del año en curso, los ciudadanos más insatisfechos con la democracia se identificaban con algún partido de las izquierdas electorales (PRD, PT, MC) o con ningún partido político y los que registraron los menores porcentajes de insatisfacción fueron panistas y priístas. Situación similar se observó con la valoración del destinatario de las políticas públicas: 90 por ciento de los ciudadanos sin partido y de izquierdas electorales dijeron que se gobernaba para los ricos en tanto que el 66 por ciento de los panistas y priístas dijeron lo mismo. Por las valoraciones del funcionamiento de la democracia, los ciudadanos que no se identifican con ningún partido son más afines a los de la izquierda electoral y todos ellos sumados son mayoría absoluta (40 por ciento sin identidad de partido y 20 por ciento con identidad en las izquierdas electorales); los panistas y priístas sumaron 40 por ciento del total. La ausencia de identidad de panistas y perredistas con la ciudadanía sin partido y la convergencia de intereses de los ciudadanos sin partido con la izquierda electoral puede ser factor de potenciación de un amplio frente político cuyo catalizador sería, por una parte, la emergencia del Movimiento de Regeneración Nacional y por otra, las actuales reformas laboral, hacendaria y energética.