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¿Y por qué parece difícil aprender a escribir?

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La evidencia más clara de que un niño está alfabetizado es su escritura. Un niño sabe escribir su nombre o sabe tomar dictado de palabras y puede decirse que está alfabetizado; sin embargo, escribir, como hablar y como leer son actividades de lenguaje que van más allá de las evidencias chatas que inundan las propuestas de evaluación contemporáneas.

p-06aEscribir, como hablar, es una forma expresiva de lenguaje que idealmente está organizada como discurso y no como lista de palabras sueltas, descontextualizadas. Como formas expresivas la escritura y el habla exigen tener claro un propósito expresivo. ¿Para qué quiero decir esto? Nos preguntamos. ¿Para comentar libremente o para comentar con algún propósito concreto? ¿Para convencer o para informar? ¿Para debatir o para engañar?  Parece difícil aprender a escribir porque los propósitos están ausentes en las propuestas formativas escolares, porque las personas en general y los niños en particular deben descubrir que estos propósitos son importantes.  La escuela bien podría ayudar a sugerir propósitos, podría empezar por hacer explícitos en el aula de clases los propósitos expresivos de cada Discurso oral o escrito.

Escribir, como hablar, es una actividad social que demanda el reconocimiento de un interlocutor. ¿Para quién escribimos?  Nos debiéramos preguntar.  ¿A quién quiero comunicar esta idea? ¿Con quién quiero compartir esta reflexión? La ausencia de interlocutores reales lleva a los escritores de todas las edades a abandonar este esfuerzo expresivo creativo que es la escritura. Este interlocutor puede ser uno mismo porque también se escribe y se habla para uno mismo ya que el pensamiento es lenguaje. La escuela está llena de simulaciones de escritura que nadie lee. Cuando un estudiante descubre que su discurso, que su mensaje, no llega a ninguna parte aprende a simular que escribe, aprende a llenar las páginas de texto que no son suyos, aprende a copiar y nadie le informa que al copiar incurre en una falta que atenta contra los derechos del autor que copia. La escuela bien podría ayudar a encontrar siempre destinatarios reales de un escrito y debería también encontrar mecanismos para hacer que los estudiantes reconozcan los derechos de autor de otras personas.

Usar el lenguaje oral y escrito como recurso social de participación en diversos entornos privados (familiares, por ejemplo) o públicos (escolares, por ejemplo) exige reconocer las prácticas de uso de la lengua oral y escrita que realizan y valoran los participantes de un determinado grupo social. ¿Qué hacen las personas en la casa o en la escuela con la escritura? Nos podríamos preguntar. Las prácticas sociales de lenguaje, particularmente las de lenguaje escrito son las que marcan grandes diferencias entre la población que tiene oportunidad de estar en contacto con textos, con personas que leen o escriben estos textos, con personas que les leen o escriben a ellos y están dispuestas, como dice Emilia Ferreiro, a contestar a las preguntas que se tiene sobre la forma en la que se organiza el sistema de escritura.

p-06bEscribir a diferencia de hablar se ubica en el mundo de la lengua escrita y es por ello que los buenos escritores también son muy dedicados lectores. Leer alimenta el pensamiento y la imaginación, pero también ofrece formas expresivas que un escritor puede reconocer y emplear en sus propios escritos para progresivamente ir desarrollando un estilo propio de escritura.

¿Y por qué parece difícil aprender a escribir? Fundamentalmente porque vemos a la escritura como una actividad carente de propósitos, destinatarios y porque tenemos escasas oportunidades de observar y participar de los usos sociales públicamente valorados.

Si la evidencia “medible” de estar alfabetizado es la escritura la escuela haría bien asegurando la escritura regular de mensajes, de discursos desde que los niños son muy pequeños. Contribuiría mucho en la formación de escritores mostrar las formas distintas de escribir sobre un determinado tema al leer textos de otros, a partir de reconocer los propósitos y los recursos del autor del texto leído.

Parece difícil aprender a escribir porque el mundo de los autores está muy alejado del mundo de la escuela, porque la escuela nos ha hecho pensar que la palabra escrita es ley pero no nos ha enseñado a descubrir las trampas en los escritos de otras personas que intentan convencernos de una sola interpretación cuando las posibilidades interpretativas de la realidad son muchas.

Parece difícil aprender a escribir porque limitan las posibilidades expresivas de los niños y de los jóvenes que podrían ya sacar una hoja de papel o empezar a escribir en una pantalla con una entrada que dijera: Lo que yo quiero decir de… es… porque…

 

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