Foto archivo de la BUAP |
Actualmente las universidades y centros de investigación de todo país económicamente desarrollado cumplen tres funciones vitales. La primera de ellas, y quizás la más reconocida, es la formación de los futuros profesionistas. Por su parte, la segunda función es la generación de nuevo conocimiento y su divulgación en revistas y libros especializados. Estas dos funciones vitales se reflejan en la sociedad por la incorporación de nuevos profesionistas con conocimientos actualizados sobre sus respectivas áreas. En el ámbito universitario mexicano, los profesores-investigadores preparan a más de 300 mil profesionistas que se incorporan año con año a la vida productiva del país, e investigan para generar el nuevo conocimiento que se refleja en la publicación anual (a nivel internacional) de más de 10 mil artículos científicos.
Una tercera función adoptada por las universidades tuvo su origen en los Estados Unidos a inicios de los años 80 del siglo pasado. Esta función es la responsable de la generación de innovaciones; es decir, la generación de inventos con potencial comercial. De tal forma que actualmente las universidades preparan profesionistas, generan conocimientos y crean innovaciones. Sin embargo, nuestro país carece de un sistema con fortaleza para crear innovaciones. Muestra de ello es que de las más de 10 mil patentes otorgadas al año por el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial sólo alrededor de 200 son otorgadas a mexicanos. Asimismo, las universidades y centros de investigación de nuestro país obtienen poco más de 70 patentes, una tercera parte de las otorgadas a mexicanos. Este último dato es reflejo de que el profesor universitario ha evolucionado a profesor-investigador-inventor, cumpliéndose así la tercera función.
Un caso exitoso de esta tercera función es el de Laboratorios Silanes (empresa farmacéutica 100% mexicana), que recientemente obtuvo la autorización de la FDA (Food and Drug Administration) para comercializar en los Estados Unidos el fármaco Anascorp®, un potente antiveneno contra picaduras de alacrán. El desarrollo de este fármaco tuvo su origen en las investigaciones científicas del Dr. Lourival Domingo Possani, del Instituto de Biotecnología de la UNAM, un experto en venenos, quien hace poco menos de 15 años sostuvo pláticas con Laboratorios Silanes para transferir su conocimiento y generar un producto farmacéutico, Anascorp® (www.anascorp-us.com). Dicho producto es parte de un catálogo de fármacos que le ha permitido a Laboratorios Silanes posicionarse como un líder farmacéutico mundial en la producción de antivenenos.
Otro caso de éxito es el fármaco Transferon® (www.transferon.encb.ipn.mx), el cual es útil para el tratamiento problemas inmunológicos e infecciosos. Este fármaco, protegido mediante un portafolio de patentes, tuvo su origen en las investigaciones del Dr. Sergio Estrada, de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del IPN. Actualmente Transferon® es comercializado por una empresa de tipo spinoff del mismo Instituto, donde médicos especialistas en inmunología ofrecen servicio clínico gratuito para evaluar la pertinencia del empleo del fármaco.
Epifast® (www.epifast.com) es otra innovación creada por científicos mexicanos. Este producto médico es un equivalente de piel viva que contiene queratinocitos humanos que permiten el cierre de las heridas de la piel provocadas por quemaduras de primero y segundo grado. Epifast® tuvo su origen gracias a las investigaciones de los Drs. Walid Kouri y Federico Castro Muñoz Ledo, del CINVESTAV, y al interés de un grupo de empresarios por crear una empresa de base biomédica, Bioskinco.
Estas innovaciones, ya disponibles en el mercado nacional y mundial, son producto de la creación, dentro de las universidades, de pequeñas entidades denominadas oficinas de transferencia de tecnologías. Estas sirven, además de proteger las invenciones universitarias, como un enlace entre científicos y empresarios. Hoy, casi toda universidad pública y centro de investigación de nuestro país posee una oficina de transferencia de tecnología. En este sentido, aquellos empresarios interesados en adquirir tecnología, ya sea para solventar un problema en su empresa, o para desarrollar un nuevo producto, pueden analizar las diferentes invenciones creadas en los centros de investigación y universidades del país. Por ejemplo, la UNAM, a través de la Coordinación de Innovación y Desarrollo (www.vinculación.unam.mx) ofrece un portal donde cualquier empresario puede observar las diversas innovaciones en la sección de noticias y casos de éxito, así como en la revista Gaceta Innovación. El CINVESTAV, a través de la Subdirección de Vinculación Tecnológica (svt.cinvestav.mx), ofrece a los empresarios un catálogo de más de 300 desarrollos protegidos por patente, y que incluyen las áreas tecnológicas más incipientes.
De igual forma, el Instituto Politécnico Nacional, a través de la Unidad Politécnica para el Desarrollo y la Competitividad Empresarial (www.updce.ipn.mx) ofrece una serie de servicios, entre los que incluye la transferencia de innovaciones a través de su portafolio de tecnologías. Asimismo la Universidad Autónoma Metropolitana posee, a través de la Coordinación General de Vinculación y Desarrollo Institucional (www.vinculacion.uam.mx), un portal que contiene todas las patentes propiedad de la universidad, así como aquellas invenciones con potencial comercial.
Las universidades del interior de la república no están exentas de estas oficinas de transferencia de tecnología. Por ejemplo, la oficina del Tecnológico de Monterrey (ott.mty.itesm.mx) maneja un portafolio de más de 250 invenciones protegidas que incluyen tecnología de alimentos, automotriz, vivienda, telecomunicaciones y salud. También en Monterrey, la UANL a través de su incubadora de empresas (incubadora.uanl.mx) ofrece diversas innovaciones que incluyen a la biotecnología y nanotecnología.
Puebla, un estado que tiene alrededor de 700 científicos miembros del Sistema Nacional de Investigadores, y que actualmente ocupa el cuarto lugar en reclamo de patentes, cuenta también con instituciones que generan innovaciones listas para ingresar a la industria. Por ejemplo, la BUAP, a través del Centro Universitario de Vinculación y Transferencia de Tecnología (www.cuvytt.buap.mx), ofrece un portafolio de más de 60 innovaciones que incluyen a la agrobiotecnología, farmacéutica, y electrónica. Por su parte, el INAOE, a través de su oficina de transferencia de tecnología, ofrece innovaciones de las área óptica, electrónica y computación. Como se puede observar, hoy en día las universidades y centros de investigación de nuestro país han sufrido una transformación vital: son centros generadores de innovaciones que en el mediano y largo plazo influirán en la dinámica económica local y global.