Patrimonio Biológico-Cultural

Cuando hablamos de diversidad, de un país megadiverso como lo es México, con las riquezas presumibles, vistas y escuchadas en radio, periódicos, televisión e internet, qué tal ver parte de la exuberante selva lacandona o las maravillas desérticas, hermosas lagunas cráteres en Puebla o lo imponente que llega a ser el caminar en una vereda en un bosque de coníferas, todo eso es increíble, hermoso, exuberante para el visitante de un sitio en internet en busca de sus próximas vacaciones.

Ilustración: Diego Tomasini / Dibrujo

Ilustración: Diego Tomasini / Dibrujo

Pocas veces nos damos un minuto para pensar en la gente que vive en esos lugares. Tal parece que la gente que vive ahí, que ha conservado y manejado de una manera ejemplar esos bienes naturales (bosque, agua, suelo, flora y fauna), esa gente que vive en pobreza, que no tiene acceso a la salud, o a educación, ya no hablemos de calidad, esa gente con la que el sistema es injusto, tal parece que afeara el hermoso panorama que plantean los videos que hablan sobre el patrimonio natural de México. Y es que, cuando hablamos de patrimonio natural regularmente saltan a la vista la estética, bosques totalmente conservados, tomas aéreas del desierto o aquellas hermosas tomas a ras y sobre la superficie de ríos, lagos y lagunas; cuando se habla de patrimonio natural también se habla de cultura; quién no ha visto los hermosos textiles de las comunidades en donde hoy se habla de conservación como la hegemonía, quién no ha intentado identificar los olores al otro lado de la pantalla cuando vemos aquellos platillos tradicionales o —no sabemos si sea mejor o peor— imaginar esos días de vagancia necesaria y compartida a la plena usanza de la clase turística durante las fiestas junto a las mojigangas o los toritos llenos de luces y con cámara (semiprofesional), en mano, gafas para el sol, sombrero… Hacer las mejores tomas para subir a redes sociales. Y, finalmente llegamos a la parte que más le interesa al sistema, a la que lo alimenta, esa parte que llena de verde los bolsillos de quienes ahora se llaman conservacionistas de los ecologistas y se llama “economía”. Y es que cuando un sistema es depredador, cuando el mismo se da cuenta que se ha acabado lo esencial, la materia prima para la producción, entonces es cuando se dan cuenta que lo mejor es vender lo antes mencionado y continuar ganando unos dolaritos, y de paso tener la conciencia tranquila, pero en tan cansado andar, se encuentra con la pobreza, con la injusticia, con la devastación, contaminación y es cuando el depredador se frena para aniquilar, despojar a todas esas comunidades que arruinan la toma. Recientemente se celebró la COP 13, en donde aproximadamente representantes de más de 190 países (cerca de 10 mil participantes), se reunieron para discutir los compromisos sobre la conservación y el uso sustentable de la biodiversidad así como el cumplimiento del Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2020 y las Metas de Aichi. Y México no podía quedarse atrás, se aventó la puntada de declarar nuevas ANP´s (Áreas Naturales Protegidas); dicha declaración despertó diversas opiniones, que iban desde las críticas más fuertes, —duro y a la cabeza— hasta las que engrandecieron los números –¡Qué bueno que vivimos en uno de los países que verdaderamente se preocupa por la conservación!. Lo cierto es que la situación de la Conanp (Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas) la cual cuenta con 181 áreas naturales protegidas, las cuales suman 90, 683, 620.89 hectáreas que representa 10.77 por ciento del territorio nacional terrestre y de aguas continentales y 22.64 por ciento de mar territorial. Sin duda los números anteriores nos colocan en un país que está cumpliendo con los acuerdos, pero la gran pregunta que salta a nuestra mente y que papalotea en la colectividad es ¿cómo le va a hacer México para mantener y manejar esas ANP´s? cuando ha recortado presupuesto para ello, cuando hay gente, trabajadores de la Conanp que aún esperan les paguen ¿cómo hará México para conservar a las especies de flora y fauna enlistadas en la NOM-059? Hay una forma muy fácil y que al parecer está dando resultado, despojar a la gente de estos lugares, prohibiendo actividades que realizaban en la comunidad: cacería y recolección de comida, tala de árboles para uso en el hogar, entre otras cosas, se invita al lector a echar un vistazo a los números que se presentan en cuanto a la minería y por venir dentro del territorio nacional y es que una vez viendo estos números, la riqueza biológica de México se convierte en ese gran queso que todos los ratones quieren, un país en donde se puede engañar a la gente ya que hasta el momento la calidad en educación solo es para quien la puede pagar, en donde la salud es un lujo y la lucha una utopía. El patrimonio biocultural de México es una gran mina de oro.

 

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