La Luna es una cruel amante

p-08bEn varias ocasiones me han invitado a dar una conferencia en los Foros y Congresos de Medicina Espacial. Me han invitado desde el primer foro y luego al primer congreso. Lo que se me ocurrió para aquella primera ocasión fue mostrar la importancia de la exploración espacial en la astronomía, les avisé que no sabía nada de medicina ni del espacio, pero que podría dar una revisión, y no sé por qué aceptaron, aunque al parecer en el último año se dieron cuenta y ya no lo hicieron.

Y los temas han ido variando, luego de la revisión sobre astronomía desde el espacio, me han sugerido temas como la detección de exoplanetas, las misiones recientes a planetas y otros más. Siempre los relaciono con la exploración espacial, por lo que a veces la selección del tema se me complica un poco. Así que cuando me sugirieron que hablará de la Luna o de las futuras misiones a Marte, pues de volada dije ¡la Luna!, creyendo que era lo más fácil.

Debía también proporcionar un título. Siempre me tardo, pero en esta ocasión, cuando me llamaron para solicitarlo, recordé un libro que leí hace muchos, muchos, años, de Isaac Asimov, conocido por sus novelas de ciencia ficción, pero también por sus textos de divulgación. Se trata de La tragedia de la Luna, una serie de ensayos de los cuales recordaba el que daba el título al libro. La idea planteada en este ensayo aventuraba que estaríamos mucho más avanzados en el desarrollo del conocimiento científico y tecnológico si no hubiésemos tenido a la Luna girando alrededor de nuestro planeta, sino alrededor de otro, como Venus. Aunque en el segundo ensayo plantea la idea contraria, dejando la existencia de la Luna como la impulsora de la exploración espacial. Y no es que todo esto se me haya ocurrido durante la llamada, recordaba algo y lo lancé, luego ya compuse todo, o casi, en el camino.

Pensaba que iba ser más rápido. La Luna es atractiva para todos, la plática sería un día después de una luna llena de octubre, y en mi página de Facebook encontré decenas de fotografías de la Luna, no por nada hasta canciones tenemos sobre la hermosura de esas lunas, las de octubre. Sin embargo, aunque muchos crean que se debe a que es más grande o más brillante, no tiene nada que ver con esto. Quizá se deba a que es la primera luna que podemos apreciar después del periodo de intensas lluvias que tenemos en el país.

Si se complicaba, podría siempre explotar algunos otros datos o mitos o creencias, incluso —médicas—, sobre de la Luna. ¿Tiene efecto sobre las personas? ¿De dónde salen los lunáticos? ¿Qué onda con el hombre lobo? ¿Es mejor sembrar durante luna llena?

También podría mencionar hechos que a veces no son tan obvios, por ejemplo, que la Luna se ve también de día, y si de plano la cosa se ponía ruda, apelar al romanticismo de una luna llena y en la playa.

Mejor decidí seguir la trama de los dos capítulos del libro de Asimov. ¿Qué hubiese sucedido si no tuviésemos luna? ¿Qué hubiese sucedido si Venus tuviera una luna como la nuestra?

Los planetas giran alrededor del Sol, no de la Tierra, lo que no es obvio, ya que incluso el Sol parece girar alrededor de nuestro planeta, sin embargo, la Luna sí gira alrededor de la Tierra, y esa es su “tragedia”, ya que, según Asimov, si no hubiese Luna hubiésemos podido deducir más rápido que no éramos el centro del universo. Además, si Venus hubiese contado con una luna como la nuestra, nos hubiésemos dado cuenta que alrededor de otros planetas celestes giraban otros objetos, lo que nos ayudaría a deducir que la Tierra no sería el centro de todo y, por otro lado, también hubiésemos identificado más fácilmente que las llamadas estrellas del amanecer y del atardecer, eran la misma: Venus, empujando de nuevo la idea de que el Sol era el centro del sistema.

p-08cLa explicación es más extensa y clara en el libro (yo encontré una versión en línea), como muchos de los textos de este autor. Sólo quiero mencionarles que acaba concluyendo que sin la Luna en la Tierra y con una luna en Venus, el modelo heliocéntrico se hubiese establecido unos dos mil años antes, ahora tendríamos un desarrollo mayor de conocimiento, y, por otro lado, las corrientes filosóficas que colocaron al hombre como centro del Universo, no se hubiesen vuelto tan importantes al darnos cuenta de que no somos el centro de nada.

Pero la Luna tiene también sus triunfos. Nos permitió que el hombre se desarrollara en la superficie de la Tierra. El sitio del origen de la vida es el mar y la Luna ocasiona las mareas que empujaron a algunos seres vivos a abandonarlo. La Luna nos ayudó a medir el tiempo, a través de sus fases, de las cuales se sabe que fueron registradas hace unos 30 mil años. Hizo posible el desarrollo de las matemáticas y la ciencia. Los griegos estimaron la escala de distancias y tamaños del sistema Sol-Tierra-Luna, lo cual, junto con las observaciones de Galileo, detonó la idea de explorar el espacio, de imaginar que podríamos alcanzar estos objetos en el cielo, de imaginarnos naves tripuladas disparadas con un cañón, como lo escribía Julio Verne, de incluso picarle un ojo a la luna, como lo hicieron los hermanos Lumière. La Luna hizo posible que el hombre trascendiera la Tierra y conquistara el espacio.

Y ya estábamos metidos en la exploración espacial. La Luna es el único objeto celeste, además de la Tierra, en el que el ser humano ha puesto los pies, vean la foto. Y hemos dejado instrumentos para estudiarla, además de colectar muestras que se trajeron a la Tierra para su análisis.

 

Sismos en la Luna

 

Entre los instrumentos colocados en la superficie de la Luna están los sismógrafos o sismómetros, ya que, aunque vivimos en una zona que sufre frecuentemente las consecuencias de estos fenómenos naturales, los sismos se aprovechan para estudiar la estructura de la Tierra, y de la Luna, desde luego. Los sismógrafos colocados en la Luna por varias de las misiones Apolo dejaron de enviar datos en 1997, sin embargo, hace unos años se reanalizaron los datos con nuevas técnicas, lo que dio como resultado la generación de nuevas hipótesis de su procedencia y de la estructura de la Luna, uno de los temas cruciales que estudian los astrofísicos dedicados al sistema solar.

p-08aEntre 1972 y 1977, la red sísmica de la misión Apolo observó 28 sismos lunares de poca profundidad, a sólo 20 o 30 kilómetros por debajo de la superficie, y de hasta 5.5 grados en la escala de Richter, quizá no muy intensos, pero que podían durar hasta 10 minutos.

Además de estos sismos de poca profundidad, se pudieron detectar otros tres tipos de sismos lunares: trepidaciones a una profundidad aproximada de 700 kilómetros; vibraciones debidas a impactos de meteoritos; y temblores debidos a grandes variaciones de temperatura que causan la expansión de la corteza glacial cuando es iluminada por el Sol, después de dos semanas de congelación extrema.

Es importante conocer esta actividad sísmica si queremos colonizar la Luna, incluso si sólo se va a utilizar de trampolín, ya que una fractura en las construcciones liberaría el oxígeno contenido, una de las crueldades de la Luna, pero no la única, hay más: en la Luna la temperatura varía desde 100 C hasta -150 C, entre el día y la noche; la luz UV durante el día lunar es muy intensa; hay radiación de rayos cósmicos provenientes del Sol; y existe un continuo bombardeo de micro-meteoritos. La Luna puede ser una cruel amante.

La Luna es una amante cruel, título de este texto, lo tomé prestado de una de las mejores novelas de ciencia ficción escritas por Robert A. Heinlein. La trama se desarrolla en nuestro satélite, desde luego, donde sus habitantes se quieren independizar de la Tierra. Fuera de la ficción, ya se está planeando regresar para colocar instrumentos más sofisticados que los sismógrafos y que sirvan para colectar datos que ayuden a confirmar o descartar las teorías de la formación del sistema Tierra-Luna, incluso habrá experimentos para estudiar los límites del Universo.

 

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