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Robots, I.A. y música

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p-07Desde tiempos inmemoriales existen historias de seres mecánicos que realizan tareas no gratas para los hombres. Leyendas acerca de cómo los dioses egipcios echaban fuego por los ojos y movían algunas de sus extremidades. Seguramente estos movimientos se realizaban con alguna máquina de vapor, como la eolípila de Herón de Alejandría. Construida en el siglo I: una caldera que llevaba el vapor a una esfera que por dos tubos lo expulsaba produciendo el movimiento.

También debió ser impresionante ver volar a la paloma de Arquitas, en el siglo III AC. Dicha paloma estaba hecha de madera y al parecer se movía gracias a un mecanismo de aire de vapor a presión.

A las máquinas movidas por vapor Herón les llamó autómatas, y las estudiaba como aplicaciones de los artilugios que se podían producir con la geometría. Al paso de los siglos se les dio ese nombre a las máquinas con forma de animales o personas, y cuyo movimiento se podía realizar también por medio de mecanismos de relojería.

Me parece digno de mención que la evolución de los autómatas viniera de las cajitas musicales. Sí, como esas que les das cuerda, las abres y una bailarina se mueve al compás de campanitas.

Los automatones o cajas musicales se inspiran en los carrillones que en la edad media se fabricaban con barriles a los que les agregaban púas que accionaban las láminas que forman un peine metálico. Según la posición de la lámina se genera una nota y el sonido de campana característico. Al cambiar el barril con un arreglo diferente de las púas tienes otra canción. Imagínate usar varios de estos barriles para definir el movimiento de cada brazo o los dedos, cabeza y hasta ojos de un autómata.

Así es como surge la pianista de Pierre Jaquet-Droz. Esta increíble obra de relojería tenía forma de mujer y puede tocar en un piano obras musicales. Con sus 2 mil 500 piezas era capaz de mover los ojos dirigiendo la mirada del piano a los dedos, hacía movimientos, simulaba respirar y al final de cada pieza musical hacía una reverencia. Puedes ver muchos ejemplos de autómatas de esa época en internet, por ejemplo, en https://youtu.be/TKNrnXmC0QE.

En1801 Joseph Marie Jacquard modifica los telares usando rollos de papel con perforaciones, para generar los patrones de hilo en las telas.

En septiembre de 1843, aparecía “Sketch of the analytical engine invented by Charles Babbage”, donde se funda la ciencia de la informática, que en ese momento se definía como la ciencia de las operaciones. Además, se encuentra en dicho texto el primer programa de computadora, ¡casi un siglo antes de que existieran las computadoras! Sin embargo, este trabajo no era reconocido porque era realizado por una mujer: Ada Lovelace. Ella propone el uso de tarjetas perforadas para la máquina analítica de Babbage. De hecho, para ella son lo mismo: “Puede decirse que la primera teje dibujos algebraicos, del mismo modo que el telar de Jacquard teje flores y hojas”.

Podemos darnos idea de su genialidad con esta frase que nos mostraba cómo una computadora podría hacer música: “Supongamos, por ejemplo, que las relaciones fundamentales entre los sonidos, en el arte de la armonía, fueran susceptibles de tales expresiones y adaptaciones [matemáticas]: la máquina podría componer piezas musicales todo lo largas y complejas que se quisiera”. Si te preguntas cómo hacer esto posible te propongo que leas la tesis de música y matemáticas que asesoré hace tiempo. La puedes encontrar en https://bit.ly/2x7zThF.

Cien años después, Alan Turing definía el concepto de algoritmo y usaba una máquina electromecánica para descifrar códigos secretos alemanes. El mismo Turing se imaginaba que esas máquinas se volverían pronto muy complejas e ideó una prueba para saber si una máquina piensa por sí misma: la prueba de Turing.

La inteligencia artificial (I.A.), la forma en cómo las máquinas procesan información, o en palabras más llanas, la forma en cómo las máquinas piensan, avanza rápidamente. Conforme avanza el hardware, tiene más capacidad en menos espacio. Y avanza el software, que está formado por los algoritmos, por lo que la I.A. parece estar a punto de pasar la prueba de Turing.

El Unimate, patentado por George Devol y Joseph Engelberger en 1953, es el primer robot de la historia funcionando para la industria más que para entretenimiento. El hardware ya no se mueve por vapor o cuerda de relojería sino por electricidad, y es acompañado por una computadora que le permite aprender movimientos y reproducirlos fielmente. Un humilde brazo robótico que generó lo que se llama ahora industria 3.0.

En 1961 se programó la IBM 7094 para que cantara Daisy Bell, siendo así la primera canción cantada por una computadora. Lo cual inspira a Stanley Kubrick a que HAL la cante cuando tiene un desperfecto. HAL es la I.A. de la película 2001 Odisea del Espacio, filmada en 1968.

Aunque ya existían instrumentos eléctricos como el theremín creado en 1920, en los setentas se popularizan instrumentos que ya son enteramente electrónicos, como la guitarra eléctrica, el órgano y el sintetizador. La popularización de las computadoras personales a partir de los 80 permitió que la música se hiciera no sólo por ingenieros, sino también por músicos.

Como se puede apreciar, la música tiene dos vías de desarrollo con respecto a la tecnología: la usa para generar nuevos instrumentos, o la usa para tocar con nuevas tecnologías. Y los músicos contribuyen en ambas. Como esta caja musical de cuerda y canicas: https://youtu.be/1AEvQAg6TE0.

La unión de instrumentos electrónicos y robots es muy común. Tomemos en cuenta un ejemplo muy querido por los poblanos: Don Cuco el Guapo, hecho en 1992 en la Universidad Autónoma de Puebla. El cuerpo hecho de aluminio y acrílico se mueve principalmente por neumática. Su vista le permite leer las partituras, que toca en un teclado electrónico, con un repertorio que va desde la clásica hasta la cumbia.

Don Cuco es un robot expresamente hecho para ser pianista, pero también podemos encontrar robots industriales tocando música. Es el caso del artista Nigel Stanford, que para su disco Automática usa robots marca Kuka, brazos robóticos más modernos que el Unimate, para tocar bajo eléctrico, piano, batería, e inclusive la consola de discos para hacerla de DJs. Te invito a gozar de su trabajo en el espectacular video https://youtu.be/bAdqazixuRY.

La I.A. ya compone música. Amper te la ofrece así:  ya sea que necesite música para un video, podcast u otro proyecto, creamos rápidamente la que se ajusta al estilo, duración y estructura exactos que desea. Taryn Southern la usó para el primer álbum hecho por una I.A., llamado I Am AI, del cual puedes ver un video en https://youtu.be/XUs6CznN8pw.

En la revolución 4.0 la I.A. toma el control de la industria por medio del internet de las cosas, el Cloud Computing y el Big Data. Esto ocurre en países desarrollados y en el nuestro se calcula que esté arraigada en no más de 10 años.

No hay discusión si se dará este avance, sino del qué harán los humanos al respecto, incluidos los músicos.

 

 

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