En el lenguaje común tendemos a asociar el clima con la atmósfera, sin embargo, ésta última no es más que uno de los componentes del sistema climático, siendo los otros: la hidrósfera (océanos y ríos), la criosfera (hielos), la litosfera (continentes), y la biosfera (ecosistemas). La interacción entre los diferentes componentes del sistema climático es la que define la evolución del clima y sus amplias variaciones en la escala temporal y espacial, que van desde meses a millones de años, y de escala local a planetaria, respectivamente.
Tal evolución del clima es uno de los factores principales que han afectado el desarrollo de la humanidad, y en general, de la vida en la Tierra. Y lo anterior no es de sorprender, ya que el propio clima surge poco después (relativamente hablando) de la propia formación de la Tierra, hace unos 4 mil 600 millones de años. Desde sus inicios, nuestro planeta debió almacenar una gran cantidad de calor, dando lugar a un vulcanismo generalizado. Los gases emitidos por esos volcanes dieron lugar a una atmósfera primitiva compuesta principalmente de vapor de agua y bióxido de carbono e hidrógeno (aunque este último proveniente de la nebulosa solar). La presencia en la atmósfera de estos dos gases de efecto invernadero en la atmósfera (vapor de agua y bióxido de carbono) y la formación de los océanos, contribuyeron a que la temperatura media global fuera más apta para el desarrollo de la vida.
La evolución del clima y sus extremos también ha estado directamente implicada en periodos en donde el planeta ha llegado a estar tan caliente que no ha tenido ninguna parte congelada (conocido como Tierra invernadero), o tan frío en el que ha estado completamente congelado (Tierra bola de nieve), y estos procesos han oscilado varias veces a lo largo del tiempo. Otro ejemplo más de la importancia de la evolución del clima es que ha estado involucrado de una forma u otra en las cinco grandes extinciones masivas del planeta, que se han dado todas a partir del Eón Fanerozoico, que ha ocurrido desde hace unos 542 millones de años a la fecha. Su nombre se deriva del griego y significa “vida visible” es decir el período donde los organismos multicelulares evolucionaron lo suficiente y crecieron en tamaño para ser notables a escala humana.
En tiempos más recientes, el clima y sus extremos han sido fundamentales para favorecer la expansión de los humanos al continente americano (hace unos 14 mil 500 años), así como el surgimiento de la agricultura, hace unos 10 mil años y que coincide con el final del último período glacial dado que actualmente nos encontramos en una fase interglacial. Por otro lado, desde la época preindustrial a la fecha, los últimos reportes de evaluación del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (mejor conocido como IPCC) han destacado que es innegable la huella de la actividad antropogénica en la evolución “natural” del clima y hemos visto cómo se han incrementado sustancialmente los niveles de los gases de efecto invernadero como el bióxido de carbono, metano, óxido nitroso, entre otros. En particular, el Resumen para Responsables de Políticas del Grupo de Trabajo I del Sexto Reporte de Evaluación del IPCC publicado en 2021 (https://www.ipcc.ch/re-port/ar6/wg1/) señala que “cada una de las últimas cuatro décadas ha sido sucesivamente más cálida que cualquier década anterior desde 1850”, y además que la temperatura global de la superficie fue 1.1 °C más alta en 2011-2020 que en 1850-1900, con un mayor incremento en la tierra que en los océanos dada la diferencia en capacidad calorífica de ambos.
El IPCC también tiene disponible un Atlas Interactivo de algunos resultados relevantes y recientes compilados por el Grupo de Trabajo I en relación con algunos índices relacionados con clima y sus extremos (https://interactive-atlas.ipcc.ch/). Una forma de estudiar los cambios recientes en el clima y sus extremos es a través de los índices de cambio climático recomendados por el ahora desaparecido Equipo de Expertos CCl/WCRP/JCOMM en Detección e Índices de Cambio Climático (ETCCDI por sus siglas en inglés). Si bien el nombre ETCCDI continúa usándose para referirse a esos índices, el nuevo grupo a cargo de los ahora Índices Climáticos Sectoriales (SCI, siglas en inglés) es la Comisión para el Tiempo, el Clima, el Agua y los Servicios y Aplicaciones Ambientales Relacionados (SERCOM, siglas en inglés) —Equipo de Expertos en Información Climática para la Toma de Decisiones.
El Atlas divide la región de México en dos partes, la Norte Centro América (NCA), que abarca la región norte y meseta central de México, y la Sur Centro América (SCA), que abarca lo que se conoce prácticamente como Mesoamérica (parte centro y sur de México y todo Centro América). Para estas dos regiones, por igual, el Atlas menciona que la temperatura media de superficie se ha estado incrementando en las últimas décadas, pero no hay indicios que esto se deba a la actividad antropogénica. En tanto que existe una confianza alta en que las temperaturas se sigan incrementando a lo largo del presente siglo. En cuanto a los eventos de calor extremo se sabe que han ido en aumento en las últimas décadas y hay una confianza media que en parte se deba a la actividad antropogénica; por otro lado, existe una confianza alta en que se seguirán incrementando en el futuro. Para las olas de frío se ha estado observando un decremento en las últimas décadas con confianza media de poder atribuirse a la actividad antropogénica; existe una confianza alta en que esta condición continuará en el presente siglo. Para las heladas, la información del Atlas no es concluyente con respecto a lo observado; pero hay una confianza alta a la disminución de éstas en lo que resta del presente siglo.
En cuanto a los índices relacionados con la humedad, el Atlas indica para las dos regiones que existe una confianza media de que la precipitación media va a decrecer (aunque no indica cuanto) en lo que resta del siglo; sin embargo, no hay resultados concluyentes con respecto a lo observado. Para la sequía agrícola y ecológica, la aridez y los incendios, existe una confianza media de incremento en el futuro para la SCA. Para la NCA, existe una alta confianza de incremento en el futuro para las inundaciones, la aridez y los incendios, con una tendencia de incremento observada para los últimos dos. Por otro lado, se espera un incremento (confianza media) de la sequía agrícola y ecológica en el futuro para esta última región. Finalmente, se espera un incremento de los ciclones tropicales (confianza media) a futuro para ambas regiones.
Es importante notar que todos estos cambios observados y esperados en el clima y sus extremos para las dos regiones mencionadas tienen (y continuarán teniendo) un impacto en los diferentes sectores hídrico, agrícola, ecológico, energético, y por supuesto económico, de la sociedad.
Referencias
IPCC, 2021: Summary for Policymakers. In: Climate Change 2021: The Physical Science Basis. Contribution of Working Group I to the Sixth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change [Masson-Delmotte, V., P. Zhai, A. Pirani, S.L. Connors, C. Péan, S. Berger, N. Caud, Y. Chen, L. Goldfarb, M.I. Gomis, M. Huang, K. Leitzell, E. Lonnoy, J.B.R. Matthews, T.K. Maycock, T. Waterfield, O. Yelekçi, R. Yu, and B. Zhou (eds.)]. In Press.