La reciente pandemia ha subrayado de manera innegable la importancia crucial de la epidemiología en nuestra sociedad. ¿Pero qué es la epidemiología? La epidemiología es el estudio de la dinámica de propagación de epidemias, desentrañando sus mecanismos y las estrategias destinadas a su control.
Este campo de estudio se divide en dos grandes ramas que, aunque diferentes, se complementan armoniosamente. Por un lado, la epidemiología de campo se dedica a la recolección de datos y su análisis descriptivo para poder llegar a establecer relaciones estadísticas.
En contraposición, la epidemiología teórica se aboca a proponer modelos que describen la dinámica de las epidemias, permitiendo estimar su evolución futura y alcance. Estas dos disciplinas trabajan en conjunto, ya que la epidemiología teórica utiliza datos obtenidos por la epidemiología de campo para calibrar y comparar sus modelos y predicciones.
El propósito principal de estos modelos es establecer estrategias de control eficaces y eficientes ante las epidemias.
En este sentido, hay modelos sencillos que arrojan luz sobre los comportamientos y principios generales de las epidemias. A partir de estos modelos, hemos descubierto conceptos clave, como la inmunidad de rebaño, así como métricas para evaluar la severidad de una epidemia, como son el tamaño final o el famoso Ro.
El Ro, en particular, es una métrica ampliamente utilizada en epidemiología, ya que proporciona una estimación promedio de cuantos nuevos contagios genera una persona infectada.
Paralelamente, existen modelos sumamente complejos que buscan simular cada contagio en una población. Estos modelos requieren el uso de potentes computadoras para llevar a cabo un gran número de simulaciones y de esta forma obtener conclusiones generales.
Un aspecto importante de la investigación epidemiológica es encontrar modelos intermedios, que sean lo suficientemente simples como para producir resultados rápidos y respuestas sólidas, pero también lo bastante complejos como para reflejar la realidad de manera precisa.
En este sentido, los modelos pueden diseñarse para describir desde zonas pequeñas, como campus universitarios o ciudades pequeñas, hasta áreas intermedias, como grandes ciudades o extensas regiones, como países o incluso el mundo entero.
Sin embargo, debido a la complejidad inherente de una epidemia, es necesario hacer modelos simplificados. Esta simplificación debe efectuarse cuidadosamente para que no se pierda información relevante. Por tanto, es crucial determinar la unidad que será objeto de estudio en el modelo, ya sea individuos, hogares, vecindarios, ciudades o países. Esta elección se basa en la utilidad que se busca del modelo, ya que las estrategias de control varían significativamente dependiendo de si se trata de una escala individual, un campus universitario o una ciudad entera, e incluso de cómo se mueve la población entre diferentes ciudades o si se deben imponer restricciones a los vuelos internacionales entre países.
Con una pequeña asomada a esta disciplina, se vuelve evidente la respuesta a la pregunta presentada en el título de este texto. En conclusión, la epidemiología es una ciencia compleja, basta y que tiene todavía mucho camino por recorrer.