Imagen tomada de http://novashistoria.blogspot.mx/2010/06/la-valla-que-corta-el-desierto-de.html |
Después de una década de investigación en una comunidad rural de la Mixteca poblana, empezamos a conocer migrantes deportados después de estar sujetos a una nueva forma de vigilancia y control fronterizo: Operation Streamline. Desde 2005 esta iniciativa del Departamento de Seguridad Nacional de EU canaliza, incluso a quienes intentan cruzar la frontera por primera vez sin un récord criminal ni deportaciones previas, hacia el sistema de justicia y las cárceles estadounidenses.
En 2009 Adán, quien intentó a regresar a su ventajoso empleo en una tienda en Brooklyn, fue detenido por la Patrulla Fronteriza en Nogales y sentenciado con la pena mínima de dos meses de prisión.
“Y pues uno intentando cruzar para tener una vida mejor y que pues, desgraciadamente que te agarren, pues, que te lleven a lugares así. Y dices si la debieras pues ok, de acuerdo. Entras y ya, lo pagas, pero ¿por cuestión de mejorar tu vida? No va”.
Personas no violentas, aprehendidas en su primer intento de cruzar la frontera, pueden ser sentenciadas a prisión hasta por seis meses y luego deportadas bajo el reglamento de Operación Streamline. Reintentarlo puede conllevar entre dos y 20 años de prisión si se tienen antecedentes penales (Lydgate, 2010).
De la deportación voluntaria al encarcelamiento
Los migrantes de este pueblo empezaron a migrar a partir de los ochentas, después de la última reforma migratoria estadounidense, un hecho que los condena a trabajar y vivir en el norte tachados con la identidad estigmatizada de “ilegal”. A fin de evitar la detección por la Patrulla Fronteriza cuando entran sin autorización, tienen que caminar por varios días en el desierto en áreas de difícil sobrevivencia, correr y ponerse a resguardo cuando los helicópteros sobrevuelan al grupo o cuando son perseguidos por los vehículos de la Patrulla Fronteriza. Hasta los últimos años, al ser detenidos por ella, los migrantes fueron retenidos por algunas horas, a veces un día, y deportado “voluntariamente” a una ciudad fronteriza. Este proceso no generaba un récord criminal. Docenas de migrantes nos han contado que en un sólo viaje a la frontera fueron agarrados y deportados voluntariamente dos, tres o hasta seis veces antes de poder cruzar exitosamente y regresar a sus trabajos.
Pero la implementación de Operation Streamline ha cambiado las reglas del juego. Se criminaliza aún más a los indocumentados aumentando su vulnerabilidad y sujetándolos a un mayor control de sus movimientos y destinos, lo que los marginaliza bajo condiciones deplorables dentro de las prisiones y los excluye, aún más, de las redes sociales que los sostienen.
En 2010, David intentó regresar a vender helados en Nueva York, trabajo que había desempeñado durante varios años. Dejó a su esposa y a su hija en México con la intención de atravesar el desierto de Arizona. No obstante, fue detenido y enviado a prisión por dos meses.
“Y ya pues al momento también sentí feo porque no había estado ni una vez encerrado y pues me encerraron y siente uno feo de estar uno encerrado de momento y así”.
Condiciones dentro de la cárcel
En el tiempo que David estuvo encarcelado sólo pudo hablar una vez con su suegra para avisar de su situación. Después no tuvieron ninguna noticia de él hasta dos meses después, cuando salió y fue deportado a Nogales, Sonora. Sus familiares no pudieron depositar dinero a la cuenta de la prisión para que David comprara más crédito telefónico y otros bienes básicos.
Durante los dos meses que Adán estuvo encarcelado fue llevado a diferentes prisiones sin que se le dijera a dónde se le trasladaría y por qué.
“Sí, te esposan, de pies a cabeza, y ya te llevan al autobús, y te trasladan a otra cárcel. Ni ves ni en cuál estás[…] Llega el autobús, te bajas, de noche. Ya llegas a tu celda, y ya. Así te llevan”.
Adán vendió su comida, su almohada y otras pertenencias personales a otros presos para tener más crédito para hacer llamadas telefónicas a su familia. Ahí se encontraba recluido con convictos por asesinatos y tráfico de drogas.
“Pos sí adentro, pues cada rato las peleas ¿no? Eso sí es de ley. Y si no te peleas, en el grupo dónde estás, si tú no te peleas, ellos mismos te golpean. Entonces tienes que pelearte a fuerza. Por la comida, por todo. Sí, de ahí sales muy traumado. Ya ni dormía, dormía de día”.
Al ser deportados
Tras dos meses en la cárcel, David fue deportado a Nogales, junto con el poco dinero que llevaba cuando fue detenido y su identificación. Logró contactar a sus familiares que le mandaron dinero para comprar un boleto de autobús para regresar a su comunidad. La línea de autobús descuenta la mitad del precio a los que han sido deportados. Una pequeña muestra de solidaridad con trabajadores migrantes desafortunados.
Por otro lado, después de su encarcelamiento, Adán fue deportado a Nogales sin dinero ni identificación, un acontecimiento documentado ampliamente por Jeremy Slack y Scott Whiteford (2011); ahí el Grupo Beta le proporcionó un lugar para alojarse y un desconocido le prestó dinero, que tendría que reembolsárselo a través de un giro telegráfico, para completar el pago de su boleto de autobús de regreso al pueblo. Adán fue afortunado de contar con esta ayuda. Slack y Whiteford (2011) señalan los riesgos que corren los migrantes de ser reclutados por las bandas de narcotraficantes; es el caso de quienes son deportados en las ciudades fronterizas cuando no tienen contactos, dinero o identificación oficial.
Adán y David fueron repatriados con una orden de deportación por cinco años y un récord criminal. Al ser descubiertos por la Patrulla Fronteriza dentro de este tiempo, ambos enfrentarán más tiempo en la cárcel.
El creciente reforzamiento de la frontera por las políticas migratorias estadounidenses ha hecho el cruce fronterizo aún más difícil para los migrantes en su búsqueda por una vida mejor. Operation Streamline criminaliza el movimiento de migrantes hacia los mercados laborales de los Estados Unidos. Recordemos de nuevo: en la época de libre comercio, las mercancías gozan del libre traslado, las personas no.
Más información
Lydgate, Joanna. 2010. Assembly-Line Justice: A Review of Operation Streamline. Berkeley, CA. www.warreninstitute.org.
Parks, Kristen, Gabriel Lozada, Miguel Mendoza, and Lourdes García Santos. 2009. “Strategies for Success: Border Crossing in an Era of heightened Security.” En Migration from the Mexican Mixteca, pp. 31-61. (Eds. Wayne Cornelius, David Fitzgerald, Jorge Hernández-Díaz and Scott Borger). Center for Comparative Immigration Studies, UCSD, La Jolla, CA.
Slack, Jeremy, and Scott Whiteford. 2011. “Violence and Migration on the Arizona-Sonora Border.” Human Organization 70 (1): 11–21.