«Vámonos de vacaciones»

Sol, mar, playa y arena; para muchos, la mejor combinación después de una dura jornada laboral. Los medios masivos de información nuevamente han llenado con un sinnúmero de destinos nuestros ojos y oídos, tanto, que cuando preguntamos a nuestros amigos y familiares, sobre las vacaciones, mayoritariamente las respuestas nos indicarían al parecer que, “descanso”, es  sinónimo de “viajar”; aunque más de uno seguramente dirá “regresé más cansado”. Hoy la industria turística es una de las principales fuerzas económicas.

 Ilustración: Diego Tomasini / Dibrujo

Ilustración: Diego Tomasini / Dibrujo

Se preguntarán por qué hablamos de esto. Bien, durante el pasado periodo vacacional (Semana Santa), nos llamó la atención lo publicado en redes sociales, radio y televisión. Un sinnúmero de anuncios, memes y GIFs que nos hicieron pensar. ¿Realmente interesa a gobiernos, a instituciones educativas y a ciudadanos, el cuidado del medio ambiente; realmente la información que se dice y que se obtiene es analizada por todos o solo pasa de largo? Por ejemplo, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), días previos a, publicó un GIF en donde invita al turista a visitar las áreas naturales protegidas del país, lo cual no está mal, hasta que esta invitación es analizada a profundidad. ¿Le parece, querido lector, que juntos analicemos esto?; si es así, entonces las siguientes líneas son de su interés.

Hablando sobre diversidad biológica resalta de manera importante y general reconocer a México como un país megadiverso, el cual ocupa el décimo cuarto lugar en el mundo en superficie, superficie accidentada en la que sobresale un enorme mosaico que representa la diversidad de ecosistemas, especies de animales, plantas, hongos, bacterias y protozooarios que viven y se relacionan de manera dinámica dentro de estos ecosistemas, algunas de estas especies de distribución amplia y algunos endémicos (que solo se encuentran en ese lugar de manera natural), y la diversidad genética, la cual hoy en día representa la preocupación de algunos líderes políticos y agrupaciones civiles, pero dejemos un momento a este tema y desbrocemos poco a poco el gran problema que representa el turismo en cuanto a la pérdida de biodiversidad de nuestro país.

En nuestro país encontramos de manera general y dentro de cada grupo aproximadamente 47 mil 853 especies de insectos, 700 de hongos, 26 mil 495 de plantas vasculares, recordemos que estas son plantas con órganos muy especializados como raíces, tallos, hojas flores y frutos; 2 mil 692 de peces, 376 de anfibios, 804 de reptiles, si sumamos a estos dos grupo (anfibios y reptiles), tendremos que México es el primer lugar a nivel mundial, en cuanto a diversidad de herpetofauna; mil 96 de aves y 535 especies de mamíferos. Pero aun con esta información se preguntará, amigo lector, ¿y qué tiene que ver esto con el turismo?

Recientemente generó un sinnúmero de especulaciones en redes sociales el hecho de que turistas extranjeros llevaran a cabo la limpieza de playas mexicanas, después del paso de la oleada de turistas nacionales, lo anterior desató comentarios como los siguientes: “Hay que aprender de ellos; ellos sí tienen educación”, “Por eso las playas mexicanas no son de los mexicanos”, “Aprendamos todos de ellos”, “Que recojan la basura de los productos que nos venden”  y algunos  comentarios más un poco subiditos de tono. Lo que nos parece importante sobre esto es analizar responsabilidades, ¿quién alienta, alimenta y fomenta de manera constante el impacto ambiental generado en los diferentes lugares elegidos para pasar unas “lindas vacaciones”?.

México es un país que presenta una diversidad cultural importante y digna de señalar, que a decir de algunos estudiosos expertos, es intrínseca a la biodiversidad. Bien, entonces, si se llama a una migración vacacional hacia lugares como bosques, selvas, desiertos, costas, manglares, entre otros, en donde la bandera de la conservación ha sido la hegemonía para decretar áreas naturales protegidas locales, estatales e internacionales y la misma para la declaración de los inventados “Pueblos Mágicos”, que permiten la llegada de hoteles y comercios, que necesariamente dependen del turismo para su subsistencia, en el intento de activar su economía unifican esfuerzos con gobiernos locales, estatales, nacionales e internacionales, y con organizaciones de la sociedad civil que alimentan y justifican la llegada de miles de visitantes, pero bajo el ojo vigilante del llamado “ecoturismo” que en la mayoría de las ocasiones deja de ser “eco” como un sinónimo de bienestar ambiental para volverse “eco” como sinónimo de economía sin importar los desastres causados. Todo esto para poder comercializar con las vestimentas, gastronomía, arquitectura, fiestas, tradiciones, etcétera, de las personas autóctonas de estas regiones, dicha economía necesita de imágenes que permita la publicidad para la compra y venta del producto, de manera perfecta, aquí es donde entra la naturaleza que más allá de ser vista como parte importante de la calidad de cada uno de los habitantes de este planeta se vuelve un signo de pesos, con el potencial de cotizar en la bolsa de valores.

 

 

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