El OAGH, un observatorio en una isla del cielo

RX J1028.6-0844, a pesar de su nombre poco atractivo, es probablemente el objeto más distante que se ha descubierto en Cananea en el Observatorio Astrofísico Guillemo Haro (OAGH), brilla como 100 veces las 100 mil millones de estrellas de nuestra galaxia juntas. Su luz salió hace unos 12 mil millones de años, cuando el Universo tenía apenas un 10% de su edad estimada. Este descubrimiento se reportó en uno de los primeros artículos científicos que se produjeron con datos obtenidos desde la Mariquita.

Cientos de estos objetos se han observado con el telescopio de 2.1m de diámetro. Con el llamado popularmente telescopio de Cananea se han identificado las contrapartes ópticas de fuentes que emiten en el IR,  en rayos X, en rayos gamma y en radio, pero además se han estudiado estrellas débiles que repentinamente exhiben una actividad violenta en forma de ráfagas, nebulosas resultantes de estrellas moribundas, sistemas binarios estelares que intercambian material, grandes aglomeraciones de galaxias, galaxias que en lugar de un bulbo central tienen una barra. Más cerca de nosotros, en el sistema solar, se han investigado objetos con largas cabelleras, algunos les llaman cometas, y se monitorean asteroides cercanos a la Tierra, algunos de ellos potencialmente peligrosos, aunque ninguno en los próximos 100 años.

Si bien el estudio o descubrimiento de estos objetos, y muchos más, se ha llevado a cabo en los 35 años de existencia del OAGH, su historia inició antes, casi a la par que la del INAOE, cuando Guillermo Haro, un gran visionario, un par de años después de fundar el Instituto, impulsó el diseño y construcción de un telescopio óptico de gran envergadura, cuyas componentes ópticas se desarrollarían en el Taller de Óptica de Tonantzintla. Fue, sin duda, el arranque de los grandes proyectos de un instituto recién creado y dedicado entonces a tres disciplinas, permitiendo de esta manera que la Óptica y la Electrónica, además de la Astronomía, se desarrollaran de manera independiente. El proceso tardó unos años, el 7 de septiembre de 1987 se concluye e inaugura esta gran instalación astronómica, ubicada en una de las llamadas “islas del cielo”.

En 1990 los alemanes enviaron un telescopio al espacio, se llamaba Roentgen Satellit o ROSAT. Dando vueltas a la Tierra obtuvo un mapeo completo del cielo en rayos X. Resulta que los telescopios de rayos X son medio cegatones, y para determinar la naturaleza de las fuentes que descubren, usualmente no es posible hacerlo solo con los datos en rayos X, así que son necesarias observaciones en el óptico. Carlos Chavarría propuso al OAGH como el instrumento ideal para hacer este trabajo. El proyecto sirvió para activar el telescopio. Como parte de la colaboración, los alemanes proveían de un instrumento, muy sencillo pero muy versatil, que sigue funcionando, llamado LFOSC. Y aunque no hubiera sido versatil, hasta donde recuerdo, no teníamos otro.

Posteriormente, en 1992, hay otro cambio en el INAOE. La llegada de Alfonso Serrano, quien además de ser director, se pasaba temporadas observando, generalmente durante las vacaciones invernales del INAOE.  Alfonso trajo otros astrónomos y también importó a jóvenes brillantes, y con ello se generaron nuevas colaboraciones y proyectos.

Lo anterior refleja la importancia del Observatorio para el INAOE, es el emblema de un trabajo institucional. No sólo porque provee de datos a los astrónomos, que se reflejan en al menos una decena de artículos anuales, sino porque es además un laboratorio en el que se preparan futuros astrónomos. Estudiantes de México y del extranjero han hecho uso de él, varias decenas se han graduado de maestría y/o doctorado.

En Cananea, además de un sinfín de descubrimientos astronómicos y de desarrollos instrumentales,  el OAGH ha sido pionero en la preservación de los ecosistemas, así como en la conservación de los cielos oscuros, pero también en la apropiación social del conocimiento científico.

Recientemente, además de contar con un abanico de instrumentos y detectores, se ha empezado a instalar una cuadrilla de telescopios más pequeños para aumentar la capacidad de escudriñar el cielo.

El OAGH ha sido fundamental para mi carrera astronómica, por lo que agradezco a todo el personal del Observatorio por su apoyo y dedicación. Seguramente en los siguientes 35 años tendremos mucho más descubrimientos que celebrar ya que Cananea no solo tiene un suelo rico en minerales preciosos, también el cielo es una mina de conocimiento y su gente una mina de cualidades.

*Extracto adaptado del texto leído durante la Ceremonia del 35 aniversario del OAGH en Cananea.

 

 

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