La torre de Babel en las Ciencias e Ingenierías Biomédicas

La comunicación es la acción consciente de intercambiar información entre dos o más participantes con el fin de transmitir o recibir información u opiniones distintas. Sin embargo, como dice John Gray en su libro Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus, la comunicación entre hombres y mujeres no siempre es sencilla, dado que cada género tiene una manera diferente de interpretar las ideas. Esta comunicación imperfecta se da en muchos otros escenarios y una mala comunicación puede generar resentimientos, frustraciones, crear un mal ambiente en el trabajo, dañar la productividad e inclusive las relaciones externas.

La ciencia no está exenta de esta comunicación imperfecta. La división entre humanidades y ciencias duras se presenta dado que cada enfoque, si bien correcto, se interpreta de maneras distintas dada la formación de cada disciplina. Incluso dentro de las ciencias duras existe esta comunicación imperfecta entre las disciplinas químico-biológicas y las disciplinas físico–matemáticas. Una arena donde estas últimas coexisten es en el campo de las ciencias e ingenierías biomédicas, lo que da lugar a una torre de Babel.

La ingeniería biomédica es el resultado de la aplicación de los principios y técnicas de la ingeniería al campo de la medicina y la biología, así como la aplicación de las regularidades existentes en la naturaleza para la solución de problemas tecnológicos. Es una área multidisciplinar donde participan profesionales de muchas áreas complementarias, lo que hace que la comunicación no siempre sea sencilla.

Una formación en las disciplinas físico-matemáticas enseña a capturar datos de experimentos y encontrar regularidades en ellos, mientras que en las disciplinas químico-biológicas con base en la complejidad y diversidad de la variedad de sujetos de estudio, se enseña a buscar regularidad dentro de la diversidad. Así, la base de las investigaciones químico-biológicas se encuentra en la “pregunta de investigación”, mientras que las físico-matemáticas se basan en la regularidad de los datos; las investigaciones químico-biológicas son esencialmente estadísticas, mientras que en las físico-matemáticas se determinan incertidumbres de medición.

Entonces tanto los llamados “bios” (de químico-biológicas) como los “técnicos” (de físico-matemáticas) realizan investigaciones y aplicaciones en muchos campos, como en las Ciencias de la Salud, pero lo hacen usando un lenguaje diferente. Esto produce una torre de Babel donde la interacción no siempre se logra, dado que en ocasiones no se entienden los participantes; ambos lados están en lo correcto, pero no logran comunicarse con el otro.

En el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica, donde existe la tradición desde hace más de 80 años para desarrollar técnicas y estudios relacionados con la astronomía y astrofísica, algunos de los investigadores que desarrollan instrumentos y procesan datos se dieron cuenta que es igualmente difícil aplicar el conocimiento en la solución de problemas astronómicos que en problemas de ciencias de la salud. Los datos son los datos no importa de dónde vengan y los instrumentos son los instrumentos sin importar en qué se aplican; la abstracción mental es similar en ambos escenarios.

Desde hace más de quince años algunos investigadores de las diferentes áreas del INAOE, de manera independiente, han realizado esfuerzos para aplicar sus investigaciones en el campo de las Ciencias de la Salud, aprendiendo a traducir el lenguaje de médicos, veterinarios, dentistas y biólogos para la solución de problemas técnicos específicos. Cualquiera que haya tratado este esfuerzo debió pasar los primeros años siendo paciente y aprendiendo las fórmulas lingüísticas que se requieren para hacerse entender, y de igual manera, no todos los “bios” son capaces de realizar la abstracción del lenguaje para entender los requerimientos técnicos que necesitan para resolver problemas.

Hace siete años nos dimos cuenta de esta habilidad inusual en los “técnicos” del INAOE de entender lenguaje “bio” y conjuntamos esfuerzos para crear un programa de Maestría y Doctorado en Ciencias y Tecnologías Biomédicas. Este es un programa único en México donde no pretendemos enseñar ingeniería biomédica o biomedicina aplicada, sino enseñamos a comunicarse técnicos y bios. Cada uno se queda de su lado de la cerca, por así decirlo, y en el día a día ayuda a complementar las ideas de los que están del otro lado, enseñando que el pasto es verde de ambos lados de la cerca.

Nuestros estudiantes provienen de carreras químico-biológicas como la medicina, biología, química, químico farmacobiología, psicología, entre otras, y de carreras físico-matemáticas como matemáticas, física, ingenierías mecánica, eléctrica, electrónica, entre otras. También llegan ingenieros biomédicos que, dependiendo de su escuela de origen, tienen un perfil más bio o más técnico. Dada la orientación en ciencia físico-matemáticas del INAOE, la única limitante es que deben ser capaces de tener un pensamiento abstracto y entender nociones de computación y cálculo; han llegado chicos de perfil bio —donde el pensamiento analítico no es requisito— que no son capaces de esta abstracción y al no lograr traducir lo que dicen los técnicos no pudieron acompañarnos.

En el primer semestre de la maestría separamos a los estudiantes en materias que complementan su perfil: los bios cursan física y matemáticas para poetas, mientras que los técnicos biología y fisiología básica (donde nos acompaña un médico y una QFB que han aprendido a comunicarse con los técnicos); se complementa esta formación básica con cursos de computación e instrumentación general (electrónica, óptica, mecánica, control). En el segundo semestre se separan por sus intereses en las Líneas Generales de Aplicación del Conocimiento que se cultivan en el INAOE, a saber: biofotónica, procesamiento de bioseñales, dispositivos biomédicos e instrumentación. Complementan su formación en una tesis de maestría en colaboraciones entre personal del INAOE y una contraparte bio en algún centro dedicado a ciencias de la salud, salvo unos pocos problemas que podemos resolver en casa en la reducción de datos biomédicos o técnicas de terapia fotodinámica que no requieren instalaciones autorizadas por comités de salud y bioética.

De este esfuerzo han resultado poco más de 30 maestros en ciencia, resolviendo problemas relacionados con ciencias de la salud, de los cerca de 85 alumnos de maestría y doctorado que se han acercado a este exitoso experimento con una relación 3 a 1 entre técnicos y bios. La reciente pandemia de Covid-19 afectó a varios proyectos debido a que los estudiantes desertaron, ya que no tuvimos becas de estudios de Posgrado del Conacyt sino hasta hace un año; sin embargo, tenemos una taza de graduación mayor a 70 por ciento.

Nuestros egresados son embajadores que permiten romper esta barrera de lenguaje, esta torre de Babel, en beneficio de las ciencias de la salud para resolver problemas en diversos medios, donde esperamos que las habilidades para entender “a los otros” se difumine y se encuentre un traductor universal en las ciencias duras y con base en la tolerancia se logren entender profesionales de diversas disciplinas para resolver problemas en Ciencias y Tecnologías Biomédicas.

 

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