El Triángulo Estival

Imagen: https://starwalk.space/

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El pasado 21 de junio, a las 4:13 horas del centro de México, inició el verano en el hemisferio norte. Fue el día más largo del año, y desde entonces se han ido haciendo más cortos y las noches más largas, hasta que lleguemos al solsticio de invierno, cuando tendremos la noche más larga.

También nos llegó la temporada de lluvias, al menos en el centro del país, esto hace que apreciar el cielo se vuelva cada vez más complicado, aun así, hemos tenido algunas noches “medio despejadas”, lo cual nos ha permitido observar el popular “Triángulo de Verano”.

Este asterismo de forma, obviamente, triangular está formado por las estrellas más brillantes de tres constelaciones: Vega (en la constelación de la Lira), Deneb (en el Cisne) y Altair (en el Águila).

Aunque Patrick Moore, un reconocido divulgador británico de la BBC, popularizó este triángulo de verano, fue el astrónomo de origen transilvano Oswald Thomas, quien denominó  “Gran Triángulo” a esta figura geométrica celeste formada por las tres estrellas brillantes mencionadas arriba.

Así como cada constelación, tiene su mitología asociada, el nombre de cada estrella tiene su significado: Vega significa en árabe “el águila que cae en picada”, Deneb significa “cola”, y Altair “la voladora”, también en árabe.

Mientras que Vega es la quinta estrella más brillante del cielo nocturno, pero está muy cerca de nosotros, a sólo 25 años luz, y es de las más estudiadas, Deneb es una supergigante, unas 200 veces más grande que el Sol, y se estima que se encuentra a unos mil 425 años luz de la Tierra. El otro vértice,  Altair, se localiza a unos 16 años luz, y su característica principal es que tiene una gran velocidad de rotación, al grado que se aplasta, elongándose en el ecuador.

Con respecto a la mitología de las constelaciones involucradas, la Lira representa el amor entre Orfeo y Eurídice. La Lira fue un regalo que Apolo le dio a su hijo Orfeo, quien era un virtuoso para tocarla. Al morir Eurídice, Orfeo bajó al inframundo a buscarla, los dioses concedieron revivirla con la única condición de que, en el viaje de regreso, Orfeo evitara mirarla. Al salir primero Orfeo, no pudo evitar voltear a verla, pero ella no había salido aún, por lo que regresó al Hades. Orfeo enloqueció. Al morir, Zeus colocó a la lira en el cielo.

Con respecto al Cisne hay varios mitos. Uno de ellos se refiere a que era el amigo de Faetonte, quien intentó conducir el carro de su padre, Helios, y causó un incendió monumental. Otra versión establece que podría tratarse de Orfeo, convertido en cisne y colocado cerca de su lira, aunque también se menciona que se trata del mismísimo Zeus, a quien le encantaba transformarse para seducir a bellas mujeres, en este caso convirténdose en cisne para seducir a Leda.

La tercera constelación involucrada en este triángulo es el Águila. Según una leyenda puede tratarse nuevamente de Zeus convertido en esta ave para raptar a Ganímedes y volverlo copero de los dioses, o bien se trata del águila que fue enviada por Zeus para la misma misión. Debido a envidias olímpicas, Zeus colocó a Ganímedes en el cielo, para protegerlo de otros dioses. Otra leyenda involucra a Prometeo, el titán castigado por los dioses por dar el secreto del fuego a los hombres. El ave que permanentemente devoraba las entrañas de Prometeo, sería esta águila, colocada en el cielo por Zeus luego de que Hércules le diera muerte con una flecha.

Además de estos ineteresantes mitos, en dirección de cada una de las constelaciones se localizan objetos cuyas solas imágenes nos cautivan. Por ejemplo, en la Lira se encuentra una de las nebulosas planetarias más conocidas, la Nebulosa del Anillo o M57, una estrella que se encuentra en las últimas etapas de su vida, mientras que en el Cisne se puede localizar a la Nebulosa del Velo, que es el remanente de una supernova, así como la Nebulosa Maldita, la Nebulosa de Norteamérica y la Nebulosa del Pelícano. En la misma constelación se localiza Cygnus X-1, una intensa fuente de rayos X ubicada a 10 mil años luz de distancia. Y, finalmente, en la región de la constelación del Águila podemos localizar varios cúmulos estelares abiertos, así como a las nebulosas oscuras Barnard 142 y 143 y nebulosas planetarias como NGC6751, popularmente conocida como la Nebulosa del Ojo Brilllante.

Como comentaba al inicio, aunque los cielos de verano no son los mejores del año debido a las lluvias, principalmente en el centro del país, vale la pena intentar localizar, en un descuido de las nubes, al menos a las tres superestrellas de esta geométrica figura celeste.

 

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