Plan de contención

El presidente Enrique Peña Nieto le ofreció a los migrantes centroamericanos que transitan por territorio nacional una estancia en México que incluye servicios de educación y salud, cédula de identidad y permiso temporal para trabajar y residir en las entidades de Chiapas y Oaxaca, para ello es necesario que los migrantes se registren en algún refugio del Instituto Nacional de Migración ubicado en esas entidades y permanecer ahí hasta que dicha dependencia les acepte la solicitud de refugio (La Jornada, 27/10/18). La mayoría de migrantes rechazó la oferta, ya que su objetivo explícito es realizar el sueño americano en el país donde, siendo parias despatriados, pretenden labrarse condiciones de vida mejores a las que prevalecen en sus países de origen. No quieren asilo en México, sino en el país que se autodefine como la meca de la democracia y de las aspiraciones individuales: Los Estados Unidos de América (EEUU).

La preferencia de centroamericanos para residir en EEUU no es novedad ni privativa de esta región; uno de cada cinco migrantes internacionales vive en EEUU; son casi 50 millones las personas que habiendo nacido fuera de ese país hoy residen ahí. Los extranjeros que viven en el país del norte y nacieron en México son casi 12 millones, y los de Centro América, 3.5 millones. De estos últimos, los que proceden de El Salvador son 1.4 millones, los de Guatemala, 936 mil, y los de Honduras, 665 mil. La principal razón para emigrar fue la laboral, sin menoscabo de razones de inseguridad pública y represión política que prevalecen en sus países de origen.

El gobierno de Estados Unidos ofrece asilo y refugio a perseguidos políticos y/o víctimas de guerras o de conflictos étnicos-religiosos. El último año de la gestión de Barack Obama el tope para otorgar refugio fue de 110 mil, con Trump se redujo a 50 mil en 2017 y a 45 mil en 2018. El año pasado 115 mil 399 personas solicitaron asilo al gobierno de Donald Trump y se aprobaron sólo 8 mil 943; de las que destacan 3 mil aprobaciones para nacidos en El Salvador, Guatemala y Honduras. Las personas a quienes se les otorga refugio son, por lo general, de Oriente Medio y de África, en tanto que las seleccionadas para asilo proceden de América Latina (Venezuela, México, Guatemala, El Salvador, Honduras). El refugio se otorga a los que ya están residiendo en Estados Unidos, y el asilo a quienes lo solicitan en los puestos migratorios ubicados en la frontera de EEUU: hay que estar en suelo estadounidense para solicitar asilo.

Con la espera de acogerse a la figura de asilo otorgada por el gobierno de EEUU, una caravana salió de Honduras el 13 de octubre y pretende caminar casi 4 mil 370 kilómetros parar arribar a un puesto migratorio en EEUU. El 20 octubre de 2018 esa caravana de casi 7 mil transmigrantes ingresó a territorio mexicano y solicitaron al gobierno de México un visado humanitario para transitar por el país en forma ordenada y pacífica, como lo consigna el artículo 7 de la Ley de Migración de México, dicha caravana no puede criminalizarse y el gobierno de México debe garantizar los derechos humanos de los migrantes, independientemente de su situación migratoria.

Al éxodo por el sueño americano encabezado por los hondureños se han sumado migrantes de El Salvador, Guatemala y Nicaragua y, en sentido inverso, otros (mil 400) han desistido del intento de llegar a Estados Unidos y se han acogido al ofrecimiento del gobierno de México de otorgarles asilo o han retornado a sus lugares de origen con el apoyo de sus respectivos gobiernos. Trump no quiere que los migrantes lleguen a Estados Unidos y ha conminado al gobierno de México a detenerlos —ofreció 20 mil millones de dólares al gobierno de México para deportar a 17 mil migrantes centroamericanos—, además prometió que castigará a los gobiernos centroamericanos por permitir la salida de los migrantes y anunció que los recibirá con cinco mil soldados para que no ingresen a territorio de EEUU. La estrategia de retención de flujos migratorios o desvío hacia otros países ha fracasado, los migrantes tienen tatuada la esperanza neoliberal de realizar sus sueños en el primer mundo, donde se les ha dicho que cualquier movilidad social es posible a través del esfuerzo y la capacitación y ellos quieren estar en ese paraíso, y no en sociedades donde imperan la violencia y el crimen, el despojo de saberes y de patrimonios, la corrupción y la impunidad. Les dijeron que un mundo mejor es posible en los países de destino migratorio y quieren estar en ellos: Turquía o México no son para ellos opción, tampoco quedarse en sus países de origen. Alemania o EEUU son los edenes prometidos y anhelados.